El deportista menorquín Martí Riera se prepara para culminar “La gran travesía” durante el mes de julio, un reto personal que consiste en cruzar a nado los casi 40km que separan las islas de Mallorca y Menorca.
Si lo consigue, se convertirá en la primera persona con lesión medular en superar este hito, según informa la Fundación Sifu.
Hasta el momento sólo una docena de nadadores de todo el mundo han podido superar este reto cumpliendo las estrictas normas de la prueba, ninguno de ellos con discapacidad.
1.300 km de entrenamiento
Para conseguirlo, Riera sigue el programa específico de entrenamiento de su preparador, Toni Huget, desde octubre de 2016, alternando entrenamientos tanto en mar abierto como en piscina para trabajar la aclimatación y mejorar la técnica.
En los últimos meses, ha ido aumentando la intensidad de trabajo, llegando a nadar entre 45 y 50km semanales justo un mes antes del reto. En total ha hecho más de 1.300km.
“La gran travesía” es un reto personal pero concebido al mismo tiempo como un proyecto de sensibilización sobre la discapacidad y la superación personal, que pretende conseguir una plena integración y normalización de la diversidad funcional.

Una parte relevante del proyecto será un documental que, bajo el mismo título, permitirá conocer la preparación de Martí, cómo se inició en la natación y qué le motiva a plantearse este reto y a superar todas las trabas de la vida para seguir adelante con sus sueños.
El nadador recibe el soporte de Fundación Grupo Sifu, que le ha concedido una beca especial para ayudarle a superar este reto. Esta beca se enmarca dentro de los proyectos que realiza la fundación con el objetivo de mejorar el bienestar de las personas con discapacidad a través de la sensibilización y de la promoción del ocio y el deporte.
El proyecto de sensibilización de “La gran travesía” está co-organizado por la Direcció Insular de Projecció Econòmica i Esports del Consell Insular de Menorca y el Ayuntamiento des Mercadal.
Experto nadador en mar abierto
El menorquín, de 38 años y residente en Fornells, se aficionó a la natación después de sufrir un accidente en el año 2007 que le dejó en silla de ruedas. Como parte de su recuperación, comenzó a practicar natación y, poco a poco, este deporte se convirtió en su gran pasión.
La primera competición en aguas abiertas en la que participó consistía en nadar una distancia de 800 metros. En 2009 empezó a interesarse por la natación en mar abierto y desde entonces ha participado en numerosas competiciones estándar, no específicas para personas con discapacidad, de entre 900 m y 25 km.